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Hacer enoturismo en Oporto es una experiencia curiosa. El enoturista puro, acostumbrado siempre a moverse entre viñedos y en poblaciones pequeñas donde los locales te miran con recelo y el mundo parece detenerse a partir de las 10 de la noche, se encuentra aquí un poco desubicado. Oporto es una ciudad muy activa, llena de gente y con grandes bodegas, la mayoría de ellas pertenecientes a grandes grupos, multinacionales e incluso bancos… El vino se hace aquí un hueco entre los guiris de sandalias y calcetines; los adolescentes de sol y playa, y los autocares de japoneses.

En Oporto toda la ciudad se ha dispuesto para el turista que, oh sorpresa, se encuentra al lado del río Duero, un elemento añadido: el vino. Hace unos años, las bodegas simplemente estaban aquí y si venía alguien interesado, se le enseñaba un poco, se le daba a degustar y no se le cobraba nada. Ahora todo ha cambiado. Desde hace 10 años, Porto ha vivido un auténtico boom que empieza incluso a preocupar a los locales. El llamado “efecto Ryanair” que colocó el destino en el mapa, y la celebración de la Eurocopa de Futbol en 2004, han hecho de estas dos ciudades (Porto y Vila Nova de Gaia) un autentico hormigueo de gente que viene y va. Nada tiene ya que ver con aquella ciudad sucia y descuidada que muchos tienen todavía en el recuerdo.

Aunque el vino de Oporto es conocido y admirado por todos los winelovers, es importante remarcar que en Porto no hay viñedos. Solo hay grandes almacenes donde se deja envejecer el vino aprovechando las perfectas condiciones climáticas que nos ofrecen los aires del Atlántico. El origen del vino, el viñedo, se encuentra unos 100 kilómetros río adentro, en el Valle del Duero donde tenéis que ir, sí o sí. Ya sea en coche, en barco o en tren, no hay excusa ya que no siempre se pueden admirar viñedos catalogados como Patrimonio de la Humanidad. Aquí, las temperaturas son más altas y esto hace difícil el correcto envejecimiento natural del vino. Por esto, antiguamente, se bajaban las barricas en barco río abajo donde el vino descansaba mejor. Ahora, gracias a los modernos sistemas de refrigeración, ya es posible hacer todo el proceso en la bodega (en la quinta), pero la mayoría de empresas siguen envejeciendo el vino en la ciudad.

** En esta ocasión, en la visita a la Quinta do Seixo, tuvimos la compañía de Laia y Marina del blog PORTO A LA MOTXILLA (son cinco chicas catalanas que viven en Porto y que acaban de abrir un blog para contar sus experiencias. ¡Seguidlas!)

El vino de Oporto es un vino dulce fortificado. Es una de estas cosas buenas que salen de un error (tipo el post-it). Inglaterra era el principal mercado de Portugal, pero el vino no aguantaba muy bien el viaje, así que, para evitar que se estropeara, le añadían alcohol. Y este vino dulce y fuerte gustó tanto a los ingleses que todavía hoy siguen siendo su principal mercado. Pero a los jóvenes portugueses este tipo de vinos no les atrae mucho -por no decir nada- así que todas las bodegas lo están posicionando ahora en formato cocktail. Vais a ver que el Portotonico está ahora en todos lados.

¿QUÉ BODEGAS VISITAR?

En la ciudad de Vila Nova de Gaia (en el lado sur del río) vais a encontrar todas las bodegas. No os será difícil encontrarlas pues la mayoría de ellas están a pie de calle y están totalmente enfocadas al turismo. El coste de la visita está alrededor de los 10 euros y todas incluyen degustación (Si quieres catar más vinos y mejores solo tendrás que pagar un poquito más). Una de las que más ha apostado por el turismo es Sandemans que tiene también de una terraza con una larga lista de cocktails y tiene en construcción un hotel dedicado al vino y enfocado a la gente joven. Justo al lado está Porto Cruz, que dispone de un edificio con restaurante, sala de degustación y una fantástica terraza lounge con vistas a la ciudad. Más allá, nos gustó mucho Ramos Pinto, donde se pueden visitar las antiguas oficinas y donde se explican las antípodas del marketing, allí a principios del siglo XX. “En las paredes de la antigua recepción, había azulejos con chicas desnudas pintadas porque así la gente se escandalizaba pero, a la vez, todos querían venir a verlo” cuentan. En la bodega Calem, tienen sesión de fado todos los días a las 6 de la tarde. Si os adentráis por las calles de Vila Nova de Gaia (saliendo un poco de la avenida principal) vais a encontrar bodegas más pequeñas y quizás no tan enfocadas al turista.

¡Por cierto! el centro histórico de Porto y Vila Nova está lleno de cuestas, y muy duras de subir o bajar. Mejor dejáis los tacones en el hotel ¿que qué hotel? sigue leyendo el artículo ¿Dónde dormir en Porto para winelovers?

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