Para visitar la Borgoña solo necesitas un día y un coche. Existe la conocida como Route des grands crus (o ruta 74) que recorre la Côte d’Or (de Dijon a Santenay) a lo largo de 60 Kilómetros y que te ofrece todo (o casi todo) lo que tienes que ver en la Borgoña.

Con Prettywines hice esta ruta en solitario a medianos de marzo y, sinceramente, la disfruté mucho muchísimo. Entender la Borgoña es un poco complicado y, si no vas a dedicarte a esto del vino, quizás no vale la pena que lo estudies a fondo. Solo tienes que entender que el ver la palabra GRAND CRU significa VINO MUY BUENO Y, SOBRE TODO, MUY CARO. PREMIER CRU.… sigue siendo un VINO MUY BUENO… y NO TAN CARO. El resto de Apellations de la Borgoña te ofrecerán unos VINOS MUY BUENOS…. que raramente seran BARATOS. Lo positivo de todo esto es que en la Borgoña casi todas la bodegas estan abiertas al público y ofrecen degustaciones generalmente gratuitas. Quizás no te ofrezcan un Grand Cru de buenas a primeras, pero seguro que algún Premier Cru te va a caer.
Para seguir la Route des grands crus solo tienes que coger la carretera Nacional D974. Es una vía rápida con bastante tráfico, paralela a esta tienes la antigua carretera entre viñedos (D122) que es muy estrecha pero 10 veces más bonita, ideal para ciclistas o caminantes. A continuación te dejo algunos de los prettyplaces que me encontré en el camino. Seguro que hay muchos más, pero la gracia del viaje es irlos descubriendo poco a poco por uno mismo, seguro que no te los acabas.

DIJON
Punto de partida de la ruta dels Grands Crus. Una ciudad que es conocida quizás más por la mostaza que por el vino pero en la que encontrarás un animado centro histórico con muchos winebars donde empezar a hacerte una idea del vino que vas a encontrar en los próximos kilómetros.
 
Gevrey-chambertin
Es el primer pueblo que nos encontramos en la ruta. Dispone de 9 viñedos clasificados como Grands Crus y 27 como Premiers Crus (¡o sea que algún vino bueno vas a encontrar!). En la oficina de turismo son muy activos y ofrecen visitas al viñedo acompañados de un sumiller o un bodeguero. Otra opción para catar vinos es la tienda Caveau des vignerons, al pueblo vecino de Morey-Saint Denis, donde hay como una agrupación de 12 bodegeros de la zona en un mismo espacio.
VOSNE-ROMANÉE

Es una de las mecas de todo winelover. Todos, absolutamente todos, paran a hacerse la foto en el viñedo de Romanée Contí. Es un selfie asegurado (¡mirad este feed de instagram!). Para encontrarlo solo hay que mirar donde están los coches, y allí encontrarás este espacio de pelegrinaje vitivinícola. Hacer una visita a la bodega de Romanée Conti es muy dificil y catar sus vinos es economicamente prohibitivo. Así que mejor buscar alguna otra bodeguita pequeña de la población. En este caso, mi recomendación es Domaine Arnelle et Bernard Rion , una bodega familiar que te abrirá las puertas de su casa y te dejará catar algunos de sus vinos más especiales. Además de viticutores són recolectores de trufas así que, según en que época del años vayas, la visita puede ser sublime.

ALOXE-CORTON

Poco poco vamos dejando la meca de la Pinot Noir y nos vamos adentrando en el paraíso de la Chardonnay. Aloxe Corton es un pequeño pueblo muy pintoresco con algunas bodegas interesantes. En Prettywines paré el coche y me enamoré del jardincito de Domaine Michel Voarick donde pude degustar algunos Grands Crus y Premiers Crus. También es muy bonito el Chateau Cortón-André y, sobre todo, andar, subir, bajar, pasear, correr… Que quede escrito, Aloxe Corton tiene una bonita puesta de sol entre viñedos.

BEAUNE

Ciudad medieval con 20.000 habitantes que tiene como principales atractivos turísticos los famosos Hospices de Beaune (visita imprescindible) y algunas bodegas grandes como Patriarche (5 km de barricas y botellas bajo tierra con una visita “self-service” enoturísticamente muy interesante). En la oficina de turismo de Beaune tenéis un montón de actividades y descuentos para disfrutar de la ciudad.  Pero de todo ello, lo que más me llamó la atención, fue la librería ATHENAEUM, especializada en vino y gastronomía. Si no tienes prisa, este es un sitio que te ocupará horas.

PULIGNY – MONTRACHET

Llegados ya a Montrachet (donde hay el viñedo de chardonnay más famoso del mundo y en el que vale la pena pasear un rato), podemos hacer parada en el hotel de Oliver Laflaive, uno de los principales impulsores del enoturismo en la región. Si te lo puedes permitir, recomiendo la experiencia de dormir allí y complementarlo con la visita al viñedo, a la bodega y con una comida maridada en su restaurante. El fin de semana te puede salir por unos 400/500 euros (pack para 2 personas – cena, dormir, desayuno, visita, degustación y almuerzo maridado) pero la experiencia seguro que vale la pena.

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